… bueno, en realidad no era un cuervo, era una grajilla, pero al fin y al cabo son de la misma familia, no?. El tema es que lejos de pensar que es una mala señal ya que estos animales llevan el san benito colgado de ser pájaros de mal agüero, me lo he tomado a bien. Por norma general me gustan los cuervos así que me lo he tomado como una señal eso de que entrase por al ventana de mi trabajo. Lo cierto, es que para ser prácticos, la pobre ha caido en un patio muy alto y muy estrecho y no tenía espacio para maniobrar… y se ha visto abocada a entrar por la ventana que está justo enfrente de mi mesa de trabajo. Tras animarla a salir, sin que terminase de darse unas cuantas leches contra paredes y ventanas, se ha ido encaramando donde ha podido en las piedras del ilustre monumento que es mi lugar de trabajo hasta que final ha conseguido salir volando a ras del tejado.

Supongo que el San Benito de pájaros de mal agüero les viene porque son negros y carroñeros… pero lo cierto es que en este caso, más bien son pájaros de agüero pasado, llegan cuando “el pescado está vendido”, es decir, cuando hay carroña, si es el caso. Y en el fondo lo que hacen es darle “nueva vida” a algo que ya está muerto y no tiene otra cosa que pudrirse al sol, la luna y las estrellas… Por otro lado, quienes creen es eso de lo oculto y la brujería les suelen considerar pájaros de buen augurio y además en la mitología se los suele colocar acompañando a figuras más o menos poderosas, como por ejemplo el Odín nórdico. Y qué decir tiene que el escudo de la que es mi ciudad tiene 2 cuervos presidiendolo.

Esto me lleva a la reflexión de que tal y como tratamos las cosas al final no nos quedará más remedio a nosotros que ser carroñeros de lo que vamos dejando por el camino en nuestra ilustre marcha hacia el progreso (económico). Si pensamos en carroñeros humanos, la primera imagen es gráfica… esas personas que andan rebuscando en las basuras o en los vertederos. Y evidentemente a todos nos parece que eso es negativo y poco agradable… los carroñeros, realmente no están ahí… esa es gente que esta buscando su supervivencia de la mejor manera que sabe y con lo que el resto vamos dejando por inútil. Dan vida a algo que para nosotros ya no la tiene.

Los carroñeros están más arriba, visten como quieren y en vez de buscar en la basura lo que hacen es tirar de visa, billetero o influencias. Muchos están observando como empresas se van al garete con todos sus trabajadores y esperan a que estén a punto de caramelo para recoger los restos y sacar un beneficio que les haga más ricos mandando el futuro familias al garete solo por tener más y más. Otros ven como su dinero crece y se reproduce de forma totalmente artificial gracias a las especulaciones que ellos mismos fomentan y que pueden hasta hacer paises enteros. De igual manera otros dirigen empresas en las que todo es un elemento que ha de ser vendido… incluido los bienes de primera necesidad o sin los que la gente no puede tener bena salud. Tenemos a otros que fomentan su carrera a base de utilizar el trabajo y los éxitos de los demás como plataforma para ellos, llegando a destruir a esto si es necesario… Como véis todos tienen algo en común: son destructores. Destruyen el futuro de muchos en aras de un futuro mejor para ellos o de una carrera meteórica o de una prominencia personal… No crean ni hacen futuro (aunque algunos argumentan que sin ellos no lo habría… para la actual economía, claro…), ni reutilizan o dan nueva vida a nada que no sirva a sus propósitos.

Se acomo fuere y dejando a un lado a los carroñeros, el tema es que me tomaré como buena señal la entrada de la grajilla por la ventana…

Uno de los mayores sueños de casi todos (no lo neguemos!) es hacerse rico o rica… Es una de esas “mentiras” a medias que el capitalismo o el neoliberalismo nos ha vendido, que todos y todas podemos ser ricos… se deja por el camino el hecho de que quizás para ser rico o rica otros tengan que ser pobres. Esa es la realidad en la que vivimos hoy en día, esto tampoco tenemos ni podemos negarlo. Con este punto de vista se prescinde del pequeño, pero vital, detalle de que nuestro bienestar será mejor si alrededor (o quizás no tan cerca) el resto también viven igual de bien… En lugar de pensar que “si todos están bien yo tengo más posibilidades de estar bien”, se piensa que “ande yo caliente y le den por el saco a la gente”, o lo que es lo mismo, ” para estar bien, tengo que estar mejor que el resto… y cuanto más mejor”… Lo más triste o curioso de la cosa es que a tal rotundidad se le acompaña con otra mentira “a medias”: como todos lo hacen, es que no hay otra manera…

En un mundo en que los resultados económicos son los índices o marcadores que marcan si una persona, una empresa, una ciudad o un país… o el mundo, van bien y que parece que el resto de criterios (humanos, sociológicos, etc) carecen de importancia, es difícil plantear soluciones. Está el PIB que parece que es lo que marca que un país va bien (eso es lo que nos han enseñado)… pero hay otros índices que miden si realmente ese país va bien… Desde hace años el PNUD , es decir, la ONU, estudia un índice en el que mide el desarrollo humano (o IDH) y desarrolla un informe anual que contempla no solo el marcador económico, si no otros factores centrándose en 3 dimensiones: Saludo, Educación y Estándar de vida. Que a su vez toma como medida cuatro indicadores: la esperanza de vida al nacer, los años promedio de educación, los años esperados de educación y el ingreso nacional bruto per cápita. Este es un ejemplo de algo que se lleva haciendo durante muchos años y que aparentemente solo se tiene en cuenta para sacar informes aleatorios, destacar en prensa la precariedad de ciertos paises, destacar las bondades de otros o discutir en el emiciclo de la ONU. Ya véis, un índice más fiable que el PIB, no se utiliza con referencia real sobre si un país va bien y es más bien un dato adicional y complementario al primero…

El que la situación sea así no quiere decir que no existan alternativas reales, nada de cosas teóricas… ALTERNATIVAS QUE FUNCIONAN. Es el caso de la Económia del Bien Común, que últimamente se está pregonando a los cuatro vientos y que se presenta como una alternativa real al actual sistema económico y social por el que nos regimos. Y no, no es teoría, es práctica…  Os podría decir, explicar y demás, pero creo que es mejor que recurráis a la fuente. Cristián Felber, un austriaco identificado como “ideólogo” de esta tendencia (aunque como él bien dices esto es un logro de muchos) lo explica muy bien en el siguiente video de la la 2 de TVE:

Economía del Bien Común, Christian Felber en la 2

Si queréis saber más, os invito a que visitéis su web: http://www.gemeinwohl-oekonomie.org/es

 De nuevo el entorno… esta vez quizás me quede en la tierra… precisamente.

Hecho: el actual nivel de consumo de nuestra sociedad es tal que ha transformado la superficie del planeta. La duda es si esto será reversible o no… seamos optimistas y quedémosno con lo segundo. Si preferís lo primero siempre podéis recurrir a esa gran cantidad de cine, literatura, cómic distópico en el que veréis la gran cantidad de opciones de lo que puede ocurrir al paso que vamos… hay de todo, oiga (por cierto es un género que a mi me encanta).

Hecho: la superficie terreste ha visto más que diezmada su piel. La gran cantidad de explotaciones agroganaderas necesarias para alimentar a tantos y tantos de nosotros ha contribuido a que ecosistemas imporantes vayan desapareciendo y otros se vayan transformando. Este método de cultivo para abastecer el gran consumo ha deslocalizado la producción local, trasladándola incluso al extranjero,  y condicionado la economía y la faz de paises enteros (pobres?) para satisfacer la demanda de otros paises (ricos?). Consecuencia: los paises ya no son soberanos alimentariamente hablando y mucho menos cada una de las comunidades (pueblos, aldeas, ciudades, unidades familiares) que lo componen… se han convertido en interdependientes…

Hecho: esta interdependencia es desigual y quien más tierra y recursos tiene para cultivar y criar “alimento” no es precisamente el país más rico. Los ciudadanos de un país comen lo que producen los ciudadanos de otro, mientras los segundos apenas arañan el nivel de vida de los primeros. Por desgracia esta dinámica también se extiende a otros ámbitos como la producción industrial, los minerales y otros recursos naturales, etc.

Hecho y conclusión: Nuestro suelo, el de al lado de nuestra casa, está infrautilizado o “aparentemente” agotado. Nos hemos convertido en clientes/consumidores dependientes y hemos olvidado nuestra faceta de productores/cuidadores medianamente independientes. Basta ir a un supermercado a conseguir lo que queremos, no nos hace falta saber de donde viene… solo que está ahí, tiene un precio y tenemos que trabajar para poder pagarlo…
Sin embargo resulta más fácil de lo que pensamos generar y producir nuestro propios recursos… parte de nuestros alimentos y demás. Cada vez hay más personas que crean su huerto urbano (para lo que no hace falta un terreno) y ciudades o asociaciones que dan a sus vecinos y vecinas la oportunidad de tener una pequeña huerta en un terreno.

A pesar de ello nos olvidamos de otra faceta bastante importante… nuestras tierras, esa en las que antes se cultivaba en nuestra provincia están aparentemente agotadas. El cultivo extensivo de épocas pasadas las dejaron tocadas y el abandono en pro de los cultivos en otras tierras lejanas han incrementado esta realidad. A ello añadir que las tierras empleadas para el cultivo y la ganaderia extensivas con “métodos de explitación contemporánea” van agotándose con cada cosecha… (podéis ver un poco de esto en “una granja para el futuro”). El futuro, a priori, no parece nada halagüeño…
Pero no seamos fatalistas… hay un dicho “el que tuvo retuvo”… y hay que pensar que la tierra tuvo y podrá volver a tener… si la cuidamos y optamos por que se produzca de una forma más sostenible. Evidentemente hay gente que siempre ha cuidado la tierra… pero hace tiempo que también hay grupos de gente que trabajan en  recuperar y emplear métodos de producción agrícola y ganadero alternativos y compatibles y más respetuosos con la tierra. Es lo que llamaríamos “Restaurar la tierra” y, como no, a través de ellas “Restaurar la sociedad y el alma” desde una perspectiva más holística. Y, ¡vaya!, es compatible con la explotación a gran escala, como la que hace Joel Salatin...

Paisaje agro-silvo-ganaderoTuve la ocasión de ver una breve charla de Ana Digón y José Luis Escorihuela “Ulises” sobre este tema, la Agricultura Regenerativa y la regeneración de sociedades, que comparto aquí con vosotros. Me supo a poco y creo que tengo muchas ganas de saber más, espero que a vosotros y vosotras os pase igual:

Tenéis más información en los siguientes enlaces:

http://agriculturaregenerativaiberica.wordpress.com/

http://www.agriculturaregenerativa.es/

También os dejo el enlace a la presentación de la charla:

www.selba.org/Ecoaldeas.pps

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Sí, habéis leido bien… “V de vendetta“… para aquellos y aquellas que no lo sepáis antes que una película era un cómic. Es uno de esos que los geek o fanáticos consideran “obra de culto”… y a mi me lo parece. Es una obra que habla sobre muchas cosas: libertad, integridad, filosofía, arte… Aunque seguramente os sonará más por las caretas de los anonymus o los indignados del 15M, a pesar de ser mucho más antiguo que estos movimientos.

V de Vendetta

Es un canto a la anarquía y la libertad que recomiendo leer y disfrutar.

Oh!, Anarquía!… ¿realmente sabemos que es la anarquía?… siempre lo asociamos a caos. Y en parte es así, pero no es lo mismo, de hecho el caos es la fuerza generadora de la anarquía… ante la existencia de este la anarquía surge para establecer un nuevo orden… El caos surge cuando el orden actual carece de valor y los ciudadanos, o más bien las personas (el concepto de ciudadano puede ser controvertido, depende de quién o cómo lo defina) se alienan y dejan de participar en la sociedad. ¿Os suena?…

Pues precisamente por eso “V de Vendetta” es una lectura recomendada hoy en día… Porque estamos en una época en la que es preciso volver a empoderarnos y reclamar el papel que como personas individuales y colectivas nos corresponden en el mundo que hacemos día a día. Es tiempo de perder lo que creemos que tenemos pero que nos posee… es tiempo de crisis, de cambio.

Quizás por eso las caretas de “V” se han popularizado tanto entre los grupos de presión social y los movimientos anti-sistema…

Todos somos V

En mi caso particular, es posible que sea no solo por el actual momento socio-cultural si no también por mi actual situación personal/laboral, pero he vuelto a sacar el cómic de su lugar en la estantería y disfrutarlo con avidez. Trabajar por y para un sistema que no contribuye a hacer una sociedad mejor si no que afianza una realidad injusta (y cómoda para algunos) a pesar de una seguridad económica personal/familiar es un contínuo revulsivo que incita cuando menos a pequeños actos de rebeldía… quién sabe, quizás esto provoque una reacción en cadena, como esa mano enguantada de V que tira la primera pieza de dominó del acto final de V de Vendetta, y haga caer todo el juego…

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Ay, el entorno… esa cosa que nos rodea contínuamente. El medio ambiente… la naturaleza… No, no voy  a hacer una arenga a favor de lo bonito que es ser natural, vivir en comunión con la naturaleza, protestar por los desmanes del ser humano…
Creo que ya hay muchos ecologistas que lo hacen, así que no es cuestión de que yo meta más harina en este costal… El entorno es, por descontado, algo más que la naturaleza… Es el ambiente (no físico) que nos rodea, o al menos así lo entiendo yo.

Sin embargo, si que es cierto, que en este proceso de cambio, de evolución, todo comienza con una toma de conciencia de uno mismo, sus fuerzas y sus no tan fuerzas, para seguir por una una toma de conciencia de los demás, y poner en práctica la empatía, y en ello no puede faltar la toma de conciencia del entorno que nos rodea, bien sea rural, urbano, natural… El hecho es que ser somos, y lo somos en un entorno y contextos determinados. El contexto, precisamente, hace que sea cada vez más necesaria nuestra implicación no solo en procesos de cambio personales si no también en procesos colectivos… sin los segundos los primeros quedan diluidos…

Si habéis estado (o estáis) en movimientos de índole social como grupos sociales, ONGDs, partidos políticos o sindicatos, etc… esto no os resultará extraño… La acción social siempre ha sido la punta de lanza de los procesos revolucionarios y, por ello, de los cambios sociales. El problema es que a veces la conciencia del grupo a veces absorbe la propia… es decir, las reglas del juego del grupo a veces van en contradicción con la conciencia personal de cada uno. Y uno, para pertenecer al grupo, debe a veces anular parte de esta conciencia. Movimientos sociales hay… pero es difícil mantener cierta “integridad” dentro de la gran mayoría de estos…

¡Ojo!, algunos dirán “yo sigo siendo íntegro”, porque al fín y al cabo nadie está directamente relacionado con esos, cada vez más habituales, casos de corrupción. Pero la integridad, aunque tiene que ver en parte con eso, es, como la palabra indica, mantenerse “íntegro”, que según la primera definición de la RAE es “Que no carece de ninguna de sus partes” (luego viene la de “persona intachable, recta…”). Ambas cosas son una definición válida… pero la capacidad de no perder ninguna de nuestras partes importantes, de nuestro ser, en el proceso de inclusión colectiva es lo que hace que la conducta o forma de ser de uno sea intachable y corresponda con esa segunda definición de integridad. El saber quien es uno a pesar de pertenecer al grupo y el saber cuando el bien del grupo no va supeditado a sacrificar el bien personal (tuyo o de los demás).

La verdad es que podríamos seguir hablando, porque… ¿qué es el bien personal?… ya que en una sociedad del libre mercado, como la actual, el bien personal es poder tener de todo en todo momento… vivir bien, no es muchas veces vivir feliz, si no tener de todo para poder vivir… en fin, que puede dar de si mucho.

Ese es el entorno social que nos condiciona y que podemos condicionar con lo que hacemos, si somos conscientes de nosotros mismos y los demás. Eso es, desde mi punto de vista, la conciencia social.

Por cierto, hablamos de crisis siempre como si fuera algo malo… ¿pero realmente sabemos lo que significa crisis?… es cambio, es renovación… y eso es lo que toca ahora y para ello nos hace falta toda esa conciencia personal y social, y toda la empatía de la que podamos disponer…

Si en la entrada anterior hablába de lo que Fidel Delgado contaba sobre como descubrirse a uno mismo y tomar conciencia de ello… y del ego que a veces todos nos lo condiciona… el siguiente paso que hay que dar, desde mi punto de vista, es tomar conciencia de lo que nos rodea, y más concretamente de QUIENES nos rodean. Todos somos seres humanos que padecemos, disfrutamos y vivimos al lado de unos y de otros… sin embargo resulta triste ver a dirario como a pesar de ser uno mismo, nos comportamos como extraños contínuamente… “quita, que yo ya tengo bastante con lo mío…”

Ejemplos de ello los tenemos constantes, no hay nada más que encender la televisión para descubrir como el ser humano es especialista en despejellar (física y psicológicamente) a cualquier ser vivo que puebla la Tierra, incluido el mismo. Es por ello que me encuentro en que si de verdad quiero cambiar tengo que tener en cuenta esto… esta corriente alterna me lleva a determinar que no soy solo yo, ni es solo mi familia, si no que además hay más, muchos más… esto supone un reto, el de afinar la empatía y no acabar en eso que decía en el anterior párrafo de “sálvese el que pueda”.

A mi entender la empatía es una caracterísitica clave que nos hace más humanos… por desgracia, y teniendo en cuenta los tiempos en que vivimos, está siendo sistemáticamente ocultada o enmascarada para que solo esté direccionada en una sola dirección: la de uno mismo. Al final hay que estar atento, bien atento, para no dejar caer ese velo que la anula… porque, de verdad, es algo sin lo que no podemos vivir y algo que siempre estamos pidiendo a los demás.

Aquí va otro video, también de Fidel Delgado, en el que explica bastante bien y lúcidamente de qué va esto de la empatía y… los otros. Disfrutadlo…

Mecánica y mística de la Empatía, Fidel Delgado

Como regalo de unos buenos amigos asturianos (Gracias Jorge, Ana y Gabriel…) conocímos a esta gran persona que es Fidel Delgado… psicólogo clínico, tiritipeútico, trabajador de la trans, agente de la organización y  un montón de cosas más. Fidel trabajó mucho acompañando en sus últimos momentos a enfermos terminales y también dando formación “humana” a profesionales sanitarios. Entre sus actividades están estas charlas/ponencias que ofrece en congresos y jornadas. Lejos de power points, charlas serias, catedráticas y “homologadas”, las de Fidel son amenas y didácticas, con medios, pero no los esperados o clásicos de cualquier ponencia… en aparencia inofensivas e inócuas, son en el fondo reveladoras y ahondan en la necesidad de conocerse a uno mismo y a partir de ahí ser consciente de lo que hace…

Considero que asistir a una charla de él es un lujo y, sinceramente, un “descojone”. Tuve la oportunidad el pasado fin de semana y la verdad, a pesar de haber visto multitud de videos de sus charlas, siguió dejando en mí ese buen rollo y sentimiento de novedad. En internet tenéis un montón, pero os dejo con una que me parece fundamental: la toma de conciencia de uno mismo, es decir, una pequeña y didáctica lección sobre el ego. Disfrutadla …

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Lakabe… bueno es un nombre que a mi se me antojaba a negocio vasco… alguna referencia tenía de esos “rollos” sobre ecoaldeas… una idea atractiva la verdad, pero apenas había leido o sabido algo sobre ello. Sonaba a historias de hippies que luego volvieron al “redil” de la actual sociedad de consumo… “locos fumaos” que decían algunos… “ecologistas radicales” otros…
A pesar de ello a mi me sonaba bien… y finalmente se ha convertido en una de esas experiencias inspiradoras…

Así de casualidad descubrí que Lakabe es un pueblo que  en su día fue abandonado y más tarde literalmente encontrado por un grupo de jóvenes que decidieron hacer de él un lugar en el que fuera posible otro tipo de vida… Ahí van un par de videos en los que se explica mucho mejor de lo que yo lo haría (y en palabras de sus protagonistas) lo que supone aspirar a la autosuficiencia desde una experiencia real y durarera en el tiempo. No es más que un claro ejemplo de que la autosuficiencia es posible

Lakabe, la autosuficiencia es posible from anderixo on Vimeo.

Lakabe. La vida en comunidad. from Natibuu on Vimeo.

Prácticamente todo el mundo ha oido hablar de “comercio justo”… es decir, la práctica del comercio de tal manera que sea equitativa y beneficiosa para todos… aunque normalmente eso lo solemos achacar a esas O.N.G.D. y mucha gente lo califica como una de esas “actividades de caridad”, por muy triste que parezca. Lo cierto es que el comercio justo debiera ser una práctica habitual, tanto a nivel local, como regional, como internacional. La realidad es otra, se comercia para sacar el máximo beneficio posible y cada intermediario intenta que su beneficio sea mayor que el del anterior… y, claro, al final siempre hay alguien que gana mucho menos y nosotros pagamos mucho más. Simplificando eso es el consumo justo.

Sin embargo esta es una definición que, auqnue es acertada, es incompleta… hasta no hace mucho se entendía esto del comercio justo como algo “internacional” dejándose estas iniciativas a nivel reivindicativo y exigiendo que las dinámicas del gran comercio fueran justas. Nosotros, podres consumidores, éramos una pieza más de esa gran rueda, el último eslabón, y hacíamos lo posible por comprar “cositas” a las ONGs que nos aseguraran que esos productos eran de “comercio justo”.  Al fin y al cabo, el cacao, el café y muchas de esas cosas cotidianas que consumimos son producidas allí lejos…

Eso no está mal… pero faltaba algo… Teníamos poder, el poder de los consumidores, que puede que como individuos no sumase mucho… siempre queda y quedaba la idea de la masa crítica, cambiando hábitos de consumo orientamos y hacemos cambiar a esas grandes corporaciones y empresas que no venden esos productos. Sin embargo no éramos conscientes de que formamos parte de un sistema más cercano de lo que suponíamos. De que no solo son esas grandes corporaciones alimenticias las que gobiernan lo que consumimos… hemos industrializado tanto todo que incluso la producción de alimentos lo está.

Resulta curioso, que mientras la grandes superficies de consumo han ido incrementando su tamaño y también su superficie… el número de pequeños comercios y productores locales ha ido disminuyendo de una forma inversa al crecimiento de los primeros. Sin quererlo ni comerlo, con eso de que es más fácil comprar todo en un mismo sitio, hemos dejado que controlen nuestros hábitos de consumo en vez de ser nosotros los que controlemos sus hábitos de produción. Fijaos, daos una vuelta por “el campo” y veréis que el sector primario no es lo que era…

Es aquí, desde hace mucho ya, donde empiezan a brotar pequeños grupos de productores, de consumidores y de transformadores que abogan por algo más cercano, más natural… Aparecen movimientos como los grupos de “autoconsumo”, las iniciativas de “consumo responsable”, el “km 0″, la “slow food”… Se empieza a hablar precisamente de eso de “consumo responsable” en vez de “comercio justo” y el consumidor empieza a ser algo más que una estadística de marketing… empieza a ser consciente de que forma parte de algo más cercano y que como tal tiene esa responsabilidad de que si quiere que sus hábitos de consumo perduren tiene una responsabilidad sobre dónde y cómo se produce lo que consume. La famosa Globalización lo acerca todo, pero a la vez lo difumina todo…

Es un hecho, somos consumidores… asumámoslo, pero hagamos de ello algo responsable, seamos conscientes de que formamos parte de un todo… y que ese todo no es ni el universo, ni la Tierra, ni tú país o región… quizás ese todo empieza nada más salir de casa, en la tienda de al lado o en ese conocido que sabemos que tiene unas gallinas que dan huevos ecológicos porque las alimenta la mar de bien y además campan a sus anchas en un prado… o en ese restaurante que no tiene esos rimbonbantes platos modernos con cosas del otro lado del mundo, pero que hace un deliciosos platos locales con productos de temporada, que casualemente compra a hortelanos que viven aquí al lados…

Para muestra un botón: un video del 2011 de unas jornadas sobre consumo justo y sostenible realizadas en Vitoria-Gasteiz. Explican mejor que lo que yo he hecho esto del consumo responsable, el Km 0, la “slow food” de manos de gente que ha optado por ello: como consumidores, como productoras/es y como transformadores/as de alimentos…

Aquí lo podéis ver en su web original:
Consumo Justo y Sostenible II

Rebecca Hosking es un documentalista que se crió en una granja de Devon (U.K.). Como buena parte de los agricultores sus padres quisieron un futuro mejor para ella, de modo que la animaron a “emigrar” a la ciudad, estudiar en la Universidad y labrarse un “futuro mejor” que el de ser “agricultora” como ellos. Tras años trabajando como documentalista de naturaleza (el criarse en una granja es lo que tiene, que ves la naturaleza con otros ojos) vuelve cuando su padre y su tío, quienes se encargan de la granja, apenas pueden llevar un ritmo que la haga viable. Asume así que si quiere que esa granja tenga un futuro algo tiene que cambiar…

Es así como empieza una pequeña investigación en busca de respuestas. Algunas de las que encuentras son ciértamente desalentadoras… el mundo tal y como lo conocemos no es “sostenible” en un futuro cercano. Por fortuna esa curiosidad que descubrió cuando era niña le lleva a descubrir que hay “otra manera” de hacer las cosas y que todo es posible, a pesar de todo.

“Una granja para el futuro” es un documental inspirador sobre como funciona el mundo y sobre como hay que perseverar para lograr el cambio que hace falta…

Aquí lo tenéis en el inglés original:

Y aquí lo tenéis subtitulado en castellano…

Una Granja para el Futuro from Horatiux on Vimeo.

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