consumo responsable

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 De nuevo el entorno… esta vez quizás me quede en la tierra… precisamente.

Hecho: el actual nivel de consumo de nuestra sociedad es tal que ha transformado la superficie del planeta. La duda es si esto será reversible o no… seamos optimistas y quedémosno con lo segundo. Si preferís lo primero siempre podéis recurrir a esa gran cantidad de cine, literatura, cómic distópico en el que veréis la gran cantidad de opciones de lo que puede ocurrir al paso que vamos… hay de todo, oiga (por cierto es un género que a mi me encanta).

Hecho: la superficie terreste ha visto más que diezmada su piel. La gran cantidad de explotaciones agroganaderas necesarias para alimentar a tantos y tantos de nosotros ha contribuido a que ecosistemas imporantes vayan desapareciendo y otros se vayan transformando. Este método de cultivo para abastecer el gran consumo ha deslocalizado la producción local, trasladándola incluso al extranjero,  y condicionado la economía y la faz de paises enteros (pobres?) para satisfacer la demanda de otros paises (ricos?). Consecuencia: los paises ya no son soberanos alimentariamente hablando y mucho menos cada una de las comunidades (pueblos, aldeas, ciudades, unidades familiares) que lo componen… se han convertido en interdependientes…

Hecho: esta interdependencia es desigual y quien más tierra y recursos tiene para cultivar y criar “alimento” no es precisamente el país más rico. Los ciudadanos de un país comen lo que producen los ciudadanos de otro, mientras los segundos apenas arañan el nivel de vida de los primeros. Por desgracia esta dinámica también se extiende a otros ámbitos como la producción industrial, los minerales y otros recursos naturales, etc.

Hecho y conclusión: Nuestro suelo, el de al lado de nuestra casa, está infrautilizado o “aparentemente” agotado. Nos hemos convertido en clientes/consumidores dependientes y hemos olvidado nuestra faceta de productores/cuidadores medianamente independientes. Basta ir a un supermercado a conseguir lo que queremos, no nos hace falta saber de donde viene… solo que está ahí, tiene un precio y tenemos que trabajar para poder pagarlo…
Sin embargo resulta más fácil de lo que pensamos generar y producir nuestro propios recursos… parte de nuestros alimentos y demás. Cada vez hay más personas que crean su huerto urbano (para lo que no hace falta un terreno) y ciudades o asociaciones que dan a sus vecinos y vecinas la oportunidad de tener una pequeña huerta en un terreno.

A pesar de ello nos olvidamos de otra faceta bastante importante… nuestras tierras, esa en las que antes se cultivaba en nuestra provincia están aparentemente agotadas. El cultivo extensivo de épocas pasadas las dejaron tocadas y el abandono en pro de los cultivos en otras tierras lejanas han incrementado esta realidad. A ello añadir que las tierras empleadas para el cultivo y la ganaderia extensivas con “métodos de explitación contemporánea” van agotándose con cada cosecha… (podéis ver un poco de esto en “una granja para el futuro”). El futuro, a priori, no parece nada halagüeño…
Pero no seamos fatalistas… hay un dicho “el que tuvo retuvo”… y hay que pensar que la tierra tuvo y podrá volver a tener… si la cuidamos y optamos por que se produzca de una forma más sostenible. Evidentemente hay gente que siempre ha cuidado la tierra… pero hace tiempo que también hay grupos de gente que trabajan en  recuperar y emplear métodos de producción agrícola y ganadero alternativos y compatibles y más respetuosos con la tierra. Es lo que llamaríamos “Restaurar la tierra” y, como no, a través de ellas “Restaurar la sociedad y el alma” desde una perspectiva más holística. Y, ¡vaya!, es compatible con la explotación a gran escala, como la que hace Joel Salatin...

Paisaje agro-silvo-ganaderoTuve la ocasión de ver una breve charla de Ana Digón y José Luis Escorihuela “Ulises” sobre este tema, la Agricultura Regenerativa y la regeneración de sociedades, que comparto aquí con vosotros. Me supo a poco y creo que tengo muchas ganas de saber más, espero que a vosotros y vosotras os pase igual:

Tenéis más información en los siguientes enlaces:

http://agriculturaregenerativaiberica.wordpress.com/

http://www.agriculturaregenerativa.es/

También os dejo el enlace a la presentación de la charla:

www.selba.org/Ecoaldeas.pps

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Prácticamente todo el mundo ha oido hablar de “comercio justo”… es decir, la práctica del comercio de tal manera que sea equitativa y beneficiosa para todos… aunque normalmente eso lo solemos achacar a esas O.N.G.D. y mucha gente lo califica como una de esas “actividades de caridad”, por muy triste que parezca. Lo cierto es que el comercio justo debiera ser una práctica habitual, tanto a nivel local, como regional, como internacional. La realidad es otra, se comercia para sacar el máximo beneficio posible y cada intermediario intenta que su beneficio sea mayor que el del anterior… y, claro, al final siempre hay alguien que gana mucho menos y nosotros pagamos mucho más. Simplificando eso es el consumo justo.

Sin embargo esta es una definición que, auqnue es acertada, es incompleta… hasta no hace mucho se entendía esto del comercio justo como algo “internacional” dejándose estas iniciativas a nivel reivindicativo y exigiendo que las dinámicas del gran comercio fueran justas. Nosotros, podres consumidores, éramos una pieza más de esa gran rueda, el último eslabón, y hacíamos lo posible por comprar “cositas” a las ONGs que nos aseguraran que esos productos eran de “comercio justo”.  Al fin y al cabo, el cacao, el café y muchas de esas cosas cotidianas que consumimos son producidas allí lejos…

Eso no está mal… pero faltaba algo… Teníamos poder, el poder de los consumidores, que puede que como individuos no sumase mucho… siempre queda y quedaba la idea de la masa crítica, cambiando hábitos de consumo orientamos y hacemos cambiar a esas grandes corporaciones y empresas que no venden esos productos. Sin embargo no éramos conscientes de que formamos parte de un sistema más cercano de lo que suponíamos. De que no solo son esas grandes corporaciones alimenticias las que gobiernan lo que consumimos… hemos industrializado tanto todo que incluso la producción de alimentos lo está.

Resulta curioso, que mientras la grandes superficies de consumo han ido incrementando su tamaño y también su superficie… el número de pequeños comercios y productores locales ha ido disminuyendo de una forma inversa al crecimiento de los primeros. Sin quererlo ni comerlo, con eso de que es más fácil comprar todo en un mismo sitio, hemos dejado que controlen nuestros hábitos de consumo en vez de ser nosotros los que controlemos sus hábitos de produción. Fijaos, daos una vuelta por “el campo” y veréis que el sector primario no es lo que era…

Es aquí, desde hace mucho ya, donde empiezan a brotar pequeños grupos de productores, de consumidores y de transformadores que abogan por algo más cercano, más natural… Aparecen movimientos como los grupos de “autoconsumo”, las iniciativas de “consumo responsable”, el “km 0″, la “slow food”… Se empieza a hablar precisamente de eso de “consumo responsable” en vez de “comercio justo” y el consumidor empieza a ser algo más que una estadística de marketing… empieza a ser consciente de que forma parte de algo más cercano y que como tal tiene esa responsabilidad de que si quiere que sus hábitos de consumo perduren tiene una responsabilidad sobre dónde y cómo se produce lo que consume. La famosa Globalización lo acerca todo, pero a la vez lo difumina todo…

Es un hecho, somos consumidores… asumámoslo, pero hagamos de ello algo responsable, seamos conscientes de que formamos parte de un todo… y que ese todo no es ni el universo, ni la Tierra, ni tú país o región… quizás ese todo empieza nada más salir de casa, en la tienda de al lado o en ese conocido que sabemos que tiene unas gallinas que dan huevos ecológicos porque las alimenta la mar de bien y además campan a sus anchas en un prado… o en ese restaurante que no tiene esos rimbonbantes platos modernos con cosas del otro lado del mundo, pero que hace un deliciosos platos locales con productos de temporada, que casualemente compra a hortelanos que viven aquí al lados…

Para muestra un botón: un video del 2011 de unas jornadas sobre consumo justo y sostenible realizadas en Vitoria-Gasteiz. Explican mejor que lo que yo he hecho esto del consumo responsable, el Km 0, la “slow food” de manos de gente que ha optado por ello: como consumidores, como productoras/es y como transformadores/as de alimentos…

Aquí lo podéis ver en su web original:
Consumo Justo y Sostenible II